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Lían Hernández
Autor/a
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C脫MO CONVERTIRTE EN UN PATROCINADOR POSITIVO

Por: Lían Hernández


"Busca que todo cuanto hagas sea hecho como si pudiera marcar una diferencia".

William James

  

  • Reconoce y acepta a las personas como seres humanos con una historia y únicos
  • Proporciona experiencias estimulantes que permitan a la persona centrarse en sus recursos, desarrollar y utilizar sus habilidades
  • Proporciona retroalimentación constructiva mencionando lo que la persona ya hace bien y nombrando los comportamientos que apoyan tu reconocimiento
  • Brinda palabras de confirmación que le permitan a la persona sentirse bienvenida, valiosa y que incrementen su confianza

 

El patrocinio positivo tiene un efecto poderoso y profundo, brinda el espacio para que la persona pueda cambiar y desarrollar todas sus potencialidades, por ello es importante practicarlo todos los días.

 

A continuación, un hermoso y conmovedor ejemplo de patrocinio positivo:

La maestra Juanita se encontraba pasado las calificaciones del bimestre en su lista, cuando con fastidio tomó el examen de Tomás. La hoja arrugada y sucia y un cinco circulado con tinta roja la hizo pensar con desagrado en este niño que además tenía una mala relación con los demás en la clase de sexto grado.

Como cada viernes último de cada mes, al terminar la reunión colegiada, la maestra se tomó un tiempo para organizar algunos documentos fue así que llegó a sus manos el expediente de Tomás de segundo grado. Curiosa lo abrió y leyó la nota final en donde la maestra reconocía al niño por ser responsable y pulcro, -un niño brillante y alegre, decía. Dio la vuelta y le sorprendió que su promedio fue de un impecable ¡diez! Entonces se preguntó ¿qué pudo haberle pasado?

Con esta inquietud, solicitó permiso para investigar en los expedientes de otros años. En tercero, la maestra al final escribió que Tomás era un niño trabajador, pero que sin duda se había mostrado triste y distraído por la enfermedad de su madre. En cuarto, la maestra mencionó que la muerte de su madre había afectado mucho el rendimiento de Tomás, quien además no contaba con la figura de su padre y su abuela era una mujer muy anciana ya. Finalmente, en quinto, la maestra apuntó que Tomás era un niño retraído que no mostraba interés en la escuela y que se le dificultaba tener amigos.

Las lágrimas corrieron por las mejillas de la maestra Juanita quien de golpe entendió el problema del niño. Durante el convivio de Navidad, el último día de clases, todos los alumnos llevaron bonitos obsequios a su maestra, envueltos con llamativos colores y grandes moños. Tomás también llevó el suyo, sólo que lo envolvió en papel periódico. Era un gastado broche al que le faltaban algunas cuentas.

Los demás alumnos comenzaron a reírse, pero el salón se quedó en silencio cuando la maestra Juanita le dijo a Tomás que era un regalo hermoso, lo tomó el broche y lo puso en la solapa de su abrigo. Al final del día, Tomás se acercó a su profesora y le dijo que el broche la hacía verse como su madre y se veía muy bonita.

La maestra se quedó largo rato llorando y reflexionando cómo podía ayudarlo. Decidió dejar de ser la maestra que enseñaba español y ciencias para convertirse en la maestra formadora de seres humanos. Diseño algunas estrategias en las que ponía retos por delante y luego reconocía la labor de los niños, claro que también a Tomás, quien poco a poco, comenzó a responder y a mejorar sus notas, hasta llegar a ser el mejor de su clase.

Para la maestra Juanita, Tomás fue un alumno inolvidable, fue quien convirtió su labor en una verdadera vocación de vida.

Con los años supo por las cartas de Tomás que terminó con honores la secundaria, la preparatoria, se convirtió en ingeniero y llegó a ser el importante gerente de una gran compañía. Él siempre, en cada carta, le decía a que era la mejor profesora que había tenido.

Un día, Juanita recibió un sobre hermoso. Era la invitación para la boda de Tomás. Traía un mensaje especial en el que le pedía que lo acompañara mientras caminaba al altar, pues su abuela había fallecido años atrás y no tenía más familia.

Cuando los novios se despedían, para emprender su viaje nupcial, Tomás se acercó a la maestra y le susurró al oído: -Gracias maestra Juanita, gracias por creer en mí y hacerme sentir importante. La maestra lo abrazó y le dijo -Yo soy quien debo agradecerte, porque me ayudaste a encontrar, dentro de mi corazón una vocación que todos los días me hace feliz.

 

Esperamos que en esta historia encuentres el aliento para generar estrategias que te permitan patrocinar el crecimiento de otros seres humanos.

 

En Metaconsultec®, hemos desarrollado programas de entrenamiento para construir y desarrollar las habilidades del patrocinador.




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